jueves, 23 de abril de 2009

DE ESTUDIANTES A CONSUMISTAS DE INFORMACIÓN

A propósito de que la SEP ha decidido sacar a la Filosofía del mapa curricular de los estudiantes de nivel medio superior, recorde que, hace dos años tuve la oportunidad de ser panelista en un Foro de Filosofía, cuando aún era estudiante de Filosofía en Guadalajara, y prepare un breve ensayo en el que intuía las medidas que ya comienzan a tomarse... A ver qué les parece.

Siempre que visito a mi abuelito no deja de recordarme y recomendarme que me prepare, que estudie y logre así ser una gran persona, con sabios conocimientos, buenos hábitos, firmes valores y una actitud constructiva ante la vida… sin embargo, nunca olvida agregar: “por eso estudia una carrera que si te haga ganar dinero y te permita ser «alguien»”. Yo valoró sus sabios consejos, aunque me cuestionó: ¿la educación que la sociedad actual nos provee a los estudiantes cumple con todas estas características? ¿El hecho de prepararme para tener una buena posición económica y social me llevará a dejar de lado los valores y las actitudes que están en favor de la vida? ¿Es ésta la sociedad en la que quiero desarrollar mi proyecto personal y comunitario de vida?

Un vistazo general a la sociedad actual, permite darnos cuenta que existen Instituciones educativas que se dedican simplemente a informar a sus alumnos. Es decir, a llenarlos de conocimientos para que sean productivos y se integren lo más pronto posible al mercado laboral. Casi podría decirse que son “maquiladoras” de profesionistas o técnicos, ya que buscan “producirlos” a todos bajo los mismos lineamientos y aspiraciones: para ser cada vez más eficientes en favor del mercado y a cualquier precio, incluido el humano.

En este contexto, los estudiantes que piensan y levantan la voz son mal vistos, sólo son “alborotadores”; y si lo son desde que estudian mucho peor, ¿qué será cuando estén en alguna empresa? Seguramente la llevaran a la quiebra. Lo de hoy es producir, ganar dinero, ser “alguien”. El pensar es perder el tiempo, cuando el interés es producir.

Tal situación tendría que hacernos reflexionar: ¿basta con la información para educar a los estudiantes? Es decir, ¿dónde quedo la formación que anteriormente solía darse en las Instituciones de enseñanza? ¿O será que precisamente porque los estudiantes con posturas reflexivas, críticas y analíticas no se dejan llevar por la moda o por el mercado, los estudios humanistas están comenzando a desaparecer de las Universidades? Es necesario en este punto detenerse un momento y pensar ¿de qué sirve que los estudiantes de hoy tengan tanta y tanta información sobre cualquier tema si lo único que se hace es recibirla pasivamente y no tomar postura crítica ante los estilos de vida que esto está generando? ¿Tenemos que concluir de esto que el modelo educativo actual no enseña a tomar postura crítica y que se conforma con llanos adoctrinamientos de sus estudiantes?

Otra pregunta que surge en nuestra reflexión es: ¿quiénes son los verdaderos “educadores” de los estudiantes de hoy? Ante el amplio terreno ganado por el internet, la televisión y los videojuegos, pareciera ser que son quienes han comenzado a tomar las riendas de la educación. De esta manera, es necesario cuestionarnos si estos medios masivos nos están formando o si más bien nos están deformando. Es curioso, como en general, se suele desconfiar de lo que un profesor en clase está diciendo a sus alumnos, o lo que un padre cuenta a sus hijos; pero cuando lo mismo es dicho en televisión o aparece en internet, entonces ya no es permitido dudar de ello, ya que “si lo dice la televisión o si aparece en internet, debe de ser verdad”. El problema es que tanto la televisión como el internet están llenos de “información fantasma”. Lo que significa que se encuentran plagados de frases y contenidos que no son sustentados por ningún argumento, salvo por el peso de la fama o la linda cara de quien lo anuncia.

De frente a esta realidad hay que reconocer que la educación y los medios de comunicación masiva ofrecen información fuertemente manipulada, a veces descaradamente convertida en “ideologización”. Por supuesto que no lo reconocerán ni mucho menos, al contrario podrán llamarle de diversas maneras como por ejemplo “conocimiento común de grupo”, “tendencias”, “actitudes liberales”. Sin embargo, no dejan de constituir una enajenación de la persona, un encasillamiento de los individuos, un empobrecimiento de lo humano.

Siendo así, es necesario hacer conciencia en los estudiantes que se forman en las distintas Instituciones educativas, que el modelo neoliberal impuesto por Estados Unidos es terriblemente ideologizante, hasta el grado de no parecer serlo. Esto puede ser rastreado mediante la reflexión y el análisis, a través de preguntas tales como: ¿y esto de qué manera me lleva a ser mejor persona o más humano? ¿Lo que estudio lo hago por obligación y necesidad o por convicción y servicio? ¿Lo que aprendo me provee realmente de sabios conocimientos, buenos hábitos, firmes valores y una actitud constructiva ante la vida? ¿Cuáles son las implicaciones sociales del sector en el que me estoy preparando profesionalmente? Aquí hay que acentuar la pregunta que interroga por la responsabilidad de esta tarea. ¿A quién le toca atender esta responsabilidad de crear un espíritu crítico y reflexivo ante los modelos que se están imponiendo? ¿Es tarea de los estudiantes o de los profesores? ¿De jóvenes o adultos? ¿O es responsabilidad de todos? Y si es así ¿qué corresponde a cada cual?

Quizás habrá más de un estudiante que diga que este tipo de preguntas no le interesan y que mientras a él o a ella no le afecte en su persona no tiene porque preocuparse. A estos estudiantes sólo puedo pedir que estén atentos. Puesto que no saben hasta cuando les podrá durar el gusto, ya que en una sociedad tan inestable como la nuestra, es requisito esperar lo inesperado. Tal vez el día de mañana las actividades a las que se dedican lleguen a su caducidad, como hoy parecen hacerlo las humanidades, el arte y la religión.

Jóvenes y adultos estamos siendo afectados por la uniformidad impuesta por el neoliberalismo. De este modo, jóvenes y adultos tenemos que despertar a la dura realidad: estamos dejando que otros vivan nuestras vidas, que otros nos digan que es lo que tenemos que hacer y por no sacrificar nuestra comodidad preferimos que nos cargue… la deshumanización y la desvalorización en la educación que impartimos y recibimos. Insisto en preguntar: ¿qué nos toca a cada cuál?

Erick Fernando